Un azul desteñido
- jlcastillejos14
- 25 oct 2020
- 10 Min. de lectura
La última división del fútbol guatemalteco tiene un nuevo huésped, el equipo más longevo de Guatemala, la Universidad de San Carlos.
El equipo más antiguo del país había caído a la segunda división. La alianza entre Futeca y la Universidad de San Carlos había fracasado, se especuló mucho sobre el futuro del plantel, la gran interrogante era si se iba a participar en este torneo o si los directivos venderían la ficha.
Una institución con mucha historia, nacional como deportiva, pendía de un hilo. Luego de muchas reuniones de Junta Directiva se llegó a una conclusión, el equipo participaría en el campeonato y buscaría el ascenso, al menos eso se esperaba.
El elegido para dirigir al equipo durante el Torneo Apertura 2019-2020 fue Edwin Farfán, una decisión atrevida por parte de los dirigentes, “Ñor” como se le conoce es un conocido preparador físico de equipos de Liga Mayor y Primera División, también ha sido entrenador en Segunda y Primera División. Pero, la historia de la U es muy demandante, y su afición, aunque en los últimos años ha disminuido, es muy exigente.
Armando el equipo
A siete días para iniciar el campeonato se dio el primer entrenamiento, un grupo nuevo que apostaba por jugadores formados en la cantera, del equipo que había descendido eran pocos los que seguían, y los refuerzos fueron discretos.
Desde el primer entrenamiento la idea fue clara, ascender, cualquier otra opción era un fracaso. En el equipo se formó un buen grupo, una de las claves para que un equipo funcione bien es un buen camerino.
Apurando los tiempos se entrenó y preparó el primer partido, el rival era Juventud Pinulteca, los estudiosos tenían que visitar a los josefinos de inicio. no sólo era la primera jornada, además, era el primer juego que el plantel tenía como grupo desde que se formó, durante la semana no se habían tenido amistosos.
Para estos tiempos el campus central estaba tomado por los estudiantes que exigían dieciocho acuerdos a Rectoría, uno de estos involucraba al equipo. Se solicitaba la rescisión del contrato de arrendamiento que la Usac le daba a Futeca con el Club Los Arcos.
Lo que los estudiantes no sabían es que Futeca utilizaba Los Arcos cuando el horario que este establece para sus actividades universitarias normales finalizaba, además, mejoraron la gramilla sintética que ya se encontraba deteriorada por el tiempo.
Pero no solo esto hacía Futeca, era patrocinador del equipo y el encargado de saldar los pagos de algunos jugadores con la cuota que manejaban para el plantel. Poco o nada importó esta situación, el contrato se rescindió y Futeca dejó al equipo recién iniciaba el campeonato, el futuro no pintaba nada bien.
Inicio del campeonato
Era un domingo frío de agosto, la llovizna se hacía presente y deparaba un partido complicado para los estudiosos, el equipo lo intentó, falló dos jugadas muy claras en el primer tiempo. Y como se dice en el fútbol, las que no haces ves cómo te las hacen, un golazo de larga distancia y un penal sellaron la victoria de Pinula. La Universidad arrancaba con el pie izquierdo.
Los universitarios no tenían dónde entrenar debido a la toma, no se les permitía ingresar al Estadio Revolución, el parque Erick Barrondo, el estadio de San Miguel Petapa y las instalaciones de Futeca Cayalá (mientras fueron patrocinadores) eran los lugares donde el equipo se entrenaba.
Para el segundo partido se tenía que jugar en cancha alterna, se recibía a Fraijanes en San Miguel Petapa, un partido para el olvido se perdió cuatro a cero. En el camerino el ambiente era tenso, después del partido el entrenador dio un regaño de los más fuertes que recuerdo.
El siguiente encuentro fue contra Chiquimulilla, en la difícil cancha de Los Conacastes, en el suroriente del país. Seis de la mañana citaron a los jugadores, el bus nunca llegó por desperfectos mecánicos, fue reemplazado por una panel, dieciocho jugadores y cuatro miembros del cuerpo técnico debían viajar de esta forma.
Aun así, se sacaron los primeros tres puntos, en un partido jugado a casi 38 grados centígrados, el equipo se vio sólido, atrevido por momentos, y supo manejar el desgaste que el calor generaba. Victoria azul uno a cero y de regreso a la capital.
Cuarta jornada, dos partidos perdidos, uno ganado. El siguiente rival fue Juventud Amatitlaneca en casa pepesquera. La suerte no acompañó a los azules y se encendían las alarmas, una mala salida del portero y un penal definieron la suerte del partido, derrota dos a cero.
Mitad del torneo
Se empezó visitando al Deportivo Amatitlán, derrota uno a cero. Las cosas no pintaban bien, y para colmo, la U ahora recibía al líder del grupo, CSD Tellioz. En el primer tiempo la Universidad tuvo tres jugadas claras de gol que fueron desaprovechadas por el delantero Eric Fernández, y recuerdan aquel viejo dicho… tres llegadas de Tellioz en el segundo tiempo, tres goles. Derrota tres a cero jugando de locales...
Esa semana de entrenos la situación fue incómoda, un ambiente de impotencia e indiferencia reinaba en el camerino. Esa semana se concentró al plantel en el albergue de la Universidad en la zona 1, se preparó el partido contra Municipal con la consigna que había que ganar o rodarían cabezas.
El partido fue peleado, ninguno de los dos equipos sabía cómo hacerle daño al otro. Para colmo de males, dos autogoles, el hombre de confianza del entrenador, su capitán José Ruiz, se equivocó en una jugada y su rechace se fue adentro de su propio arco, el otro gol, un centro por derecha que Erick López intentó cortar con una barrida y la mala fortuna hizo que “el pato” marcara el segundo autogol del partido.
En este partido se fueron expulsados tres jugadores de cada equipo, luego de un problema ocasionado por el racismo de ciertos jugadores rojos, la U contaba con Kenny Lemus en sus filas, el oriundo de Puerto Barrios no soportó el ataque y contestó con un puñetazo. La bronca hizo que cada equipo terminara el partido con ocho jugadores, Eddy Toc logró descontar para el equipo de la Carolina. Pero no les alcanzó. Derrota dos a uno.
Segunda vuelta
El inicio sería contra Pinula en lo que se conoce como la etapa de las revanchas. El partido era por fin en Ciudad Universitaria, el Estadio Revolución sería testigo del encuentro que podría decidir el futuro del entrenador. La localía del equipo universitario no pesó, dos defensas expulsados la jornada anterior, sus ausencias pesaron. Derrota dolorosa dos a cero.
En el siguiente encuentro tenían que visitar la difícil cancha de Fraijanes, el peor partido de la era Farfán, un equipo desdibujado y sin ambición de llevarse los tres puntos, errores infantiles propiciaron la peor derrota del campeonato, cinco a cero, y el técnico Farfán estaba fuera.
El sustituto fue un viejo lobo de mar, el chileno Sergio Pardo sería el encargado de dirigir al equipo universitario en los cinco partidos que restaban. El inicio dio esperanzas una victoria tres a uno contra Juventud Amatitlaneca hacía pensar que el plantel había cambiado el chip. La siguiente jornada se visitaba al líder, Tellioz.
El partido correspondía a la jornada once, se jugaría en el Estadio Cementos Progreso de la zona 6 capitalina. Por primera vez “chico” Pardo tenía plantel completo, sus tres jugadores suspendidos estaban de vuelta.
La lluvia fue testigo de uno de los partidos más sufridos que recuerdo, un partido trabado en la mitad de la cancha, los equipos trataban de no dejar espacio para que el rival lo aprovechara. Tellioz se adelantó en el marcador, pero la U no se rindió, este equipo parecía distinto, el ímpetu y empuje dieron sus resultados y aprovechando un penal le robaron un punto al que, hasta ese momento, era el mejor del campeonato. Empate uno a uno.
La oportunidad de sumar de local nuevamente se presentaba ante Deportivo Amatitlán y así poder llegar a nueve puntos en el torneo, la U navegó a la deriva y un gol al minuto ochenta y nueve del capitán universitario rescató un empate en la gramilla del Revolución. Los abucheos e insultos bajaban de la grada, los pocos miembros de La Banda del Zope recriminaron en muchas ocasiones el desempeño del equipo.
Por doloroso que suene, este plantel no daba para mucho. Se tuvo la oportunidad de cerrar dignamente, dos partidos de local contra Chiquimulilla y Municipal B y este campeonato se terminaba para los estudiosos. La sombra del descenso empezaba a aparecer, el mal torneo reflejaba una cosa clara, se tienen que ganar los seis puntos en disputa y empezar a preparar el Torneo Clausura.
El equipo de Chiquimulilla devolvió el golpe que los universitarios les habían dado en el primer partido, con un juego embarrado, no sólo en el terreno de juego, sino también en su planteamiento vencieron dos a uno a la U.
En la última jornada del Torneo Apertura se recibió a Municipal B, el resultado, igual que el anterior, derrota dos a uno y el torneo terminaba. A pesar de esto, el plantel siguió entrenando hasta completar el mes, debido a que, por no clasificar, debían terminar el mes para que este les fuera cancelado.
Reestructuración
Ahora el profesor Pardo tenía la oportunidad de hacer su equipo, con sus refuerzos y peticiones, al plantel llegaron dos veteranos del futbol nacional, Erick “el martillo” Priego y Erick Villatoro. Del torneo anterior solo quedaban 9 jugadores. A diferencia del torneo anterior esta vez sí hubo pretemporada, el equipo parecía que carburaba de buena manera.
Jugaron siete partidos amistosos, ganaron cinco y perdieron dos, contra Mixco que en ese momento estaba en Liga Mayor y Chimaltenango de la Primera División. Antes del campeonato el rector Murphy Paiz y su Junta Directiva en el desayuno acostumbrado previo al inicio de cada torneo, pidieron resultados, no se podía hacer otro papelón como el del torneo anterior.
El tema más complicado era la tabla acumulada, en el Apertura la Universidad sólo consiguió siete puntos en el campeonato.
Torneo Clausura
El plantel recibiría a Juventud Pinulteca en la primera jornada. Fue el inicio de un largo camino de catorce fechas, el partido fue dominado por los estudiosos, la jugada polémica se dio cuando un balón hizo contacto con el brazo de un defensa de Pinula dentro del área, era penal, el árbitro no pito nada y el marcado no se movió. Cero a cero.
En la segunda jornada enfrentaban al subcampeón del Torneo Apertura, Tellioz, en Santa Catarina Pinula, uno de los mejores partidos que recuerdo haberle visto a la Universidad, concentrado en todas sus líneas y buscando hacer daño al rival, pero a la U le hacía falta ese cazador en el área, un jugador que no lograron conseguir y que la escuadra tecnológica si contaba con un delantero con estas características en sus filas.
Henry Mancilla aprovechó dos errores, los únicos de todo el partido por parte de la U, y al minuto 83 y 87 sentenció el partido, una nueva derrota dos a cero.
En la tercera fecha se recibió a Municipal B, y los rojos como siempre, son un equipo difícil de vencer, en un partido muy trabajado la Universidad logró vencerlos dos goles a uno. El saldo hasta el momento era de una victoria, un empate y una derrota.
Tocaba un partido entre semana, miércoles a las siete de la noche en el Estadio Guillermo Slowing, Amatitlán recibía a los sancarlistas. Derrota tres goles a cero. Sin embargo, este equipo ahora con la inyección de experiencia no se iba a dejar vencer tan fácil, y sabía que para no caer en zona de descenso directo tenía que sumar en el Estadio Los Conacastes de Chiquimulilla.
Un equipo aguerrido salió a la cancha y a pesar de tener ausencias por lesiones, algo que acompañó al equipo durante los dos torneos, se consiguió un punto importante, empate a un gol. En la fecha seis se recibió a Fraijanes y se le venció dos goles a cero. Para cerrar la primera vuelta del Clausura se volvió a jugar en el Guillermo Slowing, pero esta vez, ante Juventud Amatitlaneca.
En un partido muy ríspido en el que fue un festival de patadas entre ambos equipos, el empate no se movió, cero a cero y parecía que la Universidad por fin empezaba a tomar ritmo, faltaba una vuelta completa y empezaba a mostrar su mejor versión.
Segunda vuelta y el inicio del virus
Para arrancar esta fase del torneo se debía jugar en la difícil cancha de San José Pinula. Los universitarios se habían adelantado en el marcador después de un gran cabezazo, pero el árbitro asistente se inventó un fuera de lugar y lo invalidó.
Esto despertó a la escuadra local y en el segundo tiempo aprovechó el cansancio de los universitarios y aprovecho dos horrores del arquero sancarlista y un penal para anotar y definir el partido, tres a cero.
Catorce de marzo, una nueva amenaza era latente, el virus conocido como Sars2 parecía ya tener víctimas en el territorio nacional, por lo que ya se especulaba un posible inicio del confinamiento. Por otra parte, la directiva del equipo universitario adelantó el partido que estaba programado para el día quince.
Antes de este partido Universidad se encontraba empatado en puntos con otros tres equipos, pero con una mejor diferencia de goles lo que de momento lo salvaba de descender, los directivos no saben que adelantar este partido pronto sería su mayor error.
El rival, Tellioz, como venían siendo los encuentros en los que estos dos equipos se enfrentaban la tónica fue la misma, ambos medio campos buscaban dominar el partido, los defensas se empleaban a fondo para evitar que los delanteros hicieran daño, ninguno de los dos se quería equivocar, ambos sabían que un error era fatal.
Minuto ochenta y ocho, la Universidad busca desesperadamente el gol que le de la victoria y Tellioz se dedica a contragolpear, Henry Mancilla recibe un pelotazo largo pegado a la línea lateral y saca un centro que parecía no tener complicaciones para el portero universitario, Bryan Velásquez, no sé qué paso, no sé si fue el aire, o el efecto, lo que sí sé es que el balón se metió en la portería de Velásquez y Tellioz se ponía al frente a nada de que acabara el partido.
El árbitro pitó el final, y la U perdía puntos en casa que luego lloraría en sangre. Con este
gol y el empate de uno de los equipos que peleaban la permanencia la Universidad ahora sí, se encontraba en puestos de descenso directo.
Al día siguiente la noticia en el país era el inicio de la cuarentena por el coronavirus. Los universitarios no dejaron de entrenar, su esperanza era que el confinamiento terminara pronto y poder terminar de luchar, en el grupo de whatsapp se podía leer “si nos dan otra oportunidad, tenemos que aprovecharla, si vamos a morir que sea luchando”, la oportunidad que esperaban no llegó.
La Federación decidió dar por terminadas todas las ligas del país, y decidió quienes descendían y ascendían a pesar de no declarar campeones en estos torneos. El equipo más longevo del país veía como a puertas de un centenario, cumplió 98 años en marzo, estaba descendiendo a la última categoría del fútbol nacional.
Se pueden buscar mil excusas, y se pueden elegir muchos culpables, hay demasiadas personas de traje que aportaron su grano de arena para que una institución tan grande llegará al fondo.
Me gusta pensar y aceptar que los principales responsables son los jugadores, ellos son los actores dentro del campo, y en este año en el que el equipo peleaba uno de los momentos más negros de su carrera puedo asegurar que hubo jugadores que no dieron la talla.
La bebida y el conformismo que había en muchos jugadores de este plantel pudo más que el deseo y la gana de los jugadores que si sentían la camiseta, y en tan sólo un año, vieron como su equipo caía de Primera a Segunda División, donde aceptaron quedarse para intentar volver a ascender a pesar de la reducción salarial, y de Segunda a Tercera descendiendo en la mesa por el tema del covid-19.
Para la mala suerte de estos jugadores, el objetivo no se cumplió, que faltaron fechas, sí, a lo mejor el equipo se podía salvar en este campeonato, venía haciendo las cosas bien, lastimosamente la vida misma deparaba un camino diferente para todos.
¿Cómo lo sé?
Yo fui uno de esos jugadores...
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